Por bloguerías (2)
Algún día escribiré un post que se llame algo así como "Yo he venido aquí a hablar de mi blog". Pero eso será algún día. Hoy, simple y llanamente, voy a hablar de escrituras digitales. Y de cómo la escritura digital cambió mi vida analógica. Para siempre.
Yo no sé hasta dónde llegará este blog. Lo que comenzó, y sigue siendo, un divertimento y a la vez un "Vacaciones Santillana" para algún que otro momento de la vida, es una comunicacion in absentia que ha ido trenzando relaciones. Con lectores, con alguien que llega hasta aquí siguiendo una estela googleliana equivocada-aunque a veces se quedan-, otros que pasan y no se manifiestan pero que leen, y algún que otro spam indeseado. Nunca podré agradecer suficientemente que alguien me visite y, especialmente, que se moleste o tenga la deferencia de expresar su opinión. Eso me alimenta, y mucho. A todos, gracias mil. Pero cuando hablo de cambio de vida, hablo de pasar "al otro lado". A conocer a otros que emplean parte de su tiempo en llenar esta pizarrita digital con iguales o distintos intereses a los míos. Y sentarnos, esta vez de forma "real", en una terraza, trasegar cervezas y lo que nos echen, y hablar. Mucho. Muchísimo.
La gran Ana Bande y la gran Lula Fortune son contertulias de lujo. Y pasar unas horas con ellas, en una soleada tarde de Vigo, no sólo un placer, sino algo que debería estar recetado por la seguridad social. Conversaciones intensas, variadas, divertidas, en las que sale absolutamente de todo y me dejan con el vértigo de querer más. Y con más y más ganas de leer sus líneas. Y de seguir mezclando, a saber: educación, feminismo, Italia, novelas históricas, homenajes, crisis, pobreza, Ciudad Juárez,Twitter, cine y así hasta el infinito. Y el tema de hoy: ¿qué pasará con los blogs? ¿Siguen siendo una "herramienta"? ¿Han sido desplazados por el mundo "micro" de Twitter? ¿Por la frívola inmediatez de Facebook? Ana ha cumplido siete años en la blogosfera. Lula ha soplado las velitas de su tercer cumple en la red. Y yo haré mis dos añitos en agosto. Y sigo queriendo esto más que nunca. Pero sobre todo, sigo queriéndolas a ellas en mi vida. En todas mis vidas. Y a mí esto sigue divirtiéndome. Y sé que quiero seguir haciéndolo. Y también seguir viendo sus sonrisas, escuchándolas y aprendiendo. No encuentro mejor motivo.
P.D A pesar de que me sigue dando taaaaanta envidia cochina y asquerosa que te haya comentado VM,. Anuska 🙂
biennnnnnnnnnnnnnn….¡cuanto tiempo sin chuparnos la pollas tía!…arriba o clube jarvikeiteliano….pero de recetas nada, a min se me recetan isto déixoo mediatamente!
Ay! Lore, joder…que sí, que viva el estilo harveykeiteliano y buaaaaaa!!!!!! y besos y todo lo que venga, y tú, el verdadero regalo. Abrazo inmenso, agradecida y emocionada.
@ana, eres una ordinaria. Molas. I love u
@luliña:siempre quise ser la chica que sale de la tarta. El regalo es poder pasar el tiempo así, con vosotras. I love u too
Lo podrías haber dicho en chino, pero no más alt… No, espera, lo podrías haber dicho con más saltos… pero… no mejor que… Bueno, que me ha gustado mucho, mucho, mucho lo que dices, joé.
Besos triples de un cochino envidioso.
Os he reconocido a las tres en la foto. ¿Pero quien es la cuarta, la de la derecha?
ser ordinaria es casi una obligación, amiga lore, cagarse en dios por ejemplo, una vez al día, me parece uno de los actos de humildad más saludables para el género humano, es curioso el respeto que le tenemos a uno de los infinitos modos de conjugar cuatro letras y los sacrificios que ofrecemos a esta simple estadística ¿no te parece?
Por partes, dijo Jack el destripador:
@sirjohnmore: te echamos de menos, te echamos de menos, te echamos de menos, joé! 😉
@xoandacova : siempre hay un cuarto Beatle.
@Anuskabande: Reina mía, tú puedes ser ordinaria, ordinario, o lo que te dé la gana porque siempre serás Ana. Creo en la higiene mental y creo en el poder de las lágrimas y de la risa. Y no me gustan, creo que ya lo sabes, las estadísticas, es más, me producen pavor.
Grazas pola parte que me toca. Bicos.
Carliños este blog é mais teu que de ninguén. Xa o sabes, pero, ás veces, as cousas hai que decilas. Un bico, unha aperta e as grazas mais intensas que podo dar.
Meu? Ah! Non!
Ti escribe, que eu leo e desbarro.
Bicos