Policías y niñas muertas
La verdad es que escribir este post me provoca una pereza infinita. Es verdad, trabajar cansa, y mucho. Hablar de según qué cosas mucho más, especialmente en un mundo tan lleno de ruido, donde todo se lee en diagonal y donde los creadores de opinión se curten en las redes sociales, arrastrando séquitos y cofradías de no lectores. Pero no es el caso, no se apure nadie, solamente hablo de lo que me pasa por la cabeza, tan esteparia como el calendario que tengo delante. He cumplido años y eso se nota; la pereza se autoafirma, vive acodada en su propia ventana, me recuerda a algunos personajes de películas de barrios italianos de los años cuarenta, señores que fuman en silencio en camiseta imperio, señores que fuman por la ventana sin saber, como todos los fumadores, por qué fuman. Señores que viven acodados en una ventana sobre calles vacías, quizás con algún ruido de un petardo solitario ,tanto como el niño que lo enciende. La pereza se endominga y entonces la jodimos. Porque asi ya no hay manera de hacer nada, como casi siempre.
Prescindiendo de todas estas patologías, leyendo y viendo series o películas, pasan los días, más esteparios en este año que en otros. Y hay películas con galardones, películas muy celebradas. Películas que, lo diré y no me cansaré de repetirlo para que no se me entienda mal, son excelentes en su factura, en sus interpretaciones, en su guión y en todo lo que ustedes quieran añadir aquí. Es cierto, ahora que ya han pasado los Goya – ¿se acuerda alguien ya de los Goya? ¿No? Pues a eso vengo yo, y además, gratis: soy un chollo- se puede decir una vez más: La isla mínima es una excelente película. Pero no es una película original. No porque me recuerde terriblemente a Insomnia, sino porque llevo unos años que llevo una lista particular de faltas de originalidad, tanto en series como en películas. Comparto mi lista (y subrayo que todas, todas las que pongo, con sus más o sus menos, me han gustado):
– Twin Peaks
–True Detective
–La isla mínima
– The fall
–The Killing
–Desaparecida
Habrá muchas más, pero yo no las conozco. El esquema es muy sencillo: niña o joven desaparece, pareja de policías (uno más formal, otro más freak) investigan. Siempre que se investiga aparece algo y generalmente es que la chica o se follaba a dos o tres a la vez o hacía lo que le salía del mondongo. Vale, ya sé lo que estarán pensando ¿y qué tiene que ver la originalidad con esto? Los temas son siempre recurrentes. Sí, es cierto, y no deja de ser la moraleja inherente al cuento de Caperucita (nena, no vayas al bosque sola). Una moraleja que apesta a moralina, sutil pero que existe, cuando manejamos conceptos como la libertad: voy por donde me da la gana y me tiro a quien me da la gana porque, y esto es lo importante, hacer cualquier cosa no es un motivo para que me maten. Pero a mí hay algo que me preocupa y me inquieta y es que no nos demos cuenta.Y se repite, siempre, sobre una mujer o varias mujeres. Niñas, madres, mujeres, desaparecen, a veces las torturan y las matan. Y los dos polis hablan con el entorno y, vaya, era un poco guarra y se tiraba a varios. Y, vaya, quizás el espectador – o la espectadora- empiecen a pensar que era bastante guarra y que hay un punto de justicia poética. Que tanto va el cántaro a la fuente, en definitiva. Y hacemos natural una ficción que nos engancha pero que no nos sorprende, y volvemos al tema de la libertad, de hacer lo que a mí me dé la gana y no ser sujeto de un posible ataque. Ya sé que es ficción y que soy una aguafiestas. Ya lo sé. Pero pensémoslo un rato: ¿no es todo esto ya demasiado convencional? Y sí, me molan los tiros y caigo en brazos muchas veces de la ficción más maniquea. Y me gusta la violencia de cómic a lo Tarantino. Y juro que no soy sor Sonrisa ni me estoy atusando el hábito antes de hablar, pero me provoca un absoluto escalofrío ver y ver siempre lo mismo. Por muy bien hecho que esté, por muy brillante que sea el guión, por mucha HBO que haya detrás. Casi el mismo escalofrío que me da leer las mismas noticias sobre violencia de género todos los días. Y seguir a mis cosas, después de la consabida exclamación.
Pues eso: que este post me daba mucha pereza. Porque creo que no he sabido explicar, o no he explicado bien, lo que quiero decir. Y parece que lo que me importa más es demostrar que soy maja y que tengo sentido del humor y que no soy una estrecha de mente. Por eso paro de escribir aquí, porque no voy a autojustificarme. No quiero ser como la vida pasada de los personajes de las series. He dicho.
(Nota: todo esto lo he reflexionado en un curso que impartió María Castejón – de Las princesas también friegan– en el que hablamos sobre la imagen de la mujer en la publicidad y que tanto me ha ayudado como espectadora. Gracias a ella y a todas las compañeras del curso por sus estimulantes y agudos comentarios).
paso por tu reflexión y, en esos superficiales devaneos mrntales con que me sorprendo, solo pienso en la gana que tengo de ver true detective, que todavía no la vi, y en esos días en los que me abandono a las series y en cuando me trago todos los capítulos seguidos y ya voy por el capitulo 17 y la temporada está a punto de acabarse y se te acaban las excusas que dar por teléfono para no salir y piensas que quizá es hora de ducharse y marchar, pero es que ahora ya solo quedan dos episodios y dios mio estoy enferma, porque ni siquiera pienso que me estoy perdiendo algo «ahí afuera». Este finde largo me pasó eso. No me pasaba desde hace unos años en que me tragué todas las temporadas seguidas de six feet under.
Este comentario me salió así de modo impulsivo y tendría que borrarlo, pero le voy a dar a enviar
Jajaja, pues claro: eso es lo adictivo de la ficción en pequeño formato; paradójicamente te acabas comiendo tropecientos capítulos de una sentada…y luego estamos en el cine y ya no somos capaces de seguir una peli entera de dos horas sin mirar el reloj un par de veces. Al menos eso es lo que le pasa a la señora que escribe este comentario ahora mismo, esta respuesta a un comentario sincero y que me ha encantado, como todas las interacciones que vienen desde la sinceridad que usted, señora mía, profesa. Gracias por darle a «enviar», querida Zeltia.
Por cierto: me tragué desde la web de RTVE «Anillos de oro» en un finde, y, en otro y ya desde otro lugar, «Transparent», de lo mejor que he visto en toda mi vida. Pero echo de menos la funeraria de «Six feet under», y sobre todo a Claire, una de las niñas más inquietantes que ha parido la ficción televisiva (con perdón de la Sally de «Mad men»). Bicos, rula.