Apuntes y escrituras (4) :Tranche de vie
Imagen tomada de http://dryingthebones.tumblr.com
«Whatever our souls are made of, yours and mine are the same»
Más sobre lápices e inspiraciones:
«Aunque no lo parezca, sigo palpándome ese lápiz desgastado que guardo en el bolsillo. A veces lo miro de frente, veo que sigue con la misma punta roma, el mismo grafito desencantado, la casi indistinguible marca a la que quizás perteneció. Llevar un lápiz siempre encima es casi avanzar una promesa, una marca de almanaque, una fecha de caducidad que no tiene donde asentar un brumoso futuro. Él me dice que no puede dejar de emborronar papeles con historias, yo no le miro a los ojos cuando le digo que no sé si tengo algo que contar, que mis tiempos son metrónomos de piano en películas o atrezzos en desorden. Quizás el compás nos lleve a decir que no guardo rutinas y que todo es una composición de instantes tan de entre semana, con tan pocos estrenos, sin festivos, con repiqueteo de lluvias. Son momentos que se deslizan por las moquetas raídas de algunos hoteles, los no escogidos y que te escogen a ti. Horas de mañanas sin nada delante de un ordenador. Es esa televisión encendida de noche y que transforma el mundo en un blanco y negro de silencios y de años cincuenta. Son los olores propios de cada piso, de cada lugar en los que nuestro cronómetro ha seguido avanzando, de cada percha que olvidamos en las mudanzas y que son como esos zapatos viudos que siempre cultivan las zanjas de las carreteras. Los vecinos que dejas de ver y reaparecen para que los eches de menos, las escaleras que subes todos los días y que ya son tan distintas con tus botas y sandalias, con tu sonrisa de bienvenida o con ese recibo que sangra en tu mano. Pensar que el mundo gira y avanza, es tan rápido y lacónico como nuestra última conversación, tan abrupto que ni puedo mirarlo a los ojos porque tengo vértigo, me inmoviliza y siento que todo se escapa. Y vuelvo a palpar ese lápiz y pienso en el patio encharcado, en cómo cerrabas los ojos y escuchabas música cuando ibas en autobús, en el modo en que me siguen desconcertando algunas llamadas de teléfono y cómo echo de menos otras. Y que quiero sentarme en los columpios y jugar, llegar a una estación en la que me despidan y me esperen, adelantar coches por autopistas. Todas esas cosas de días cualquiera, de tragedias algodonadas, de realidades con bostezo, de mundos de genios como Perec y Munro, como todo eso que ya está contado y que hace resetear tu cabeza y que guardes el lápiz, de nuevo, hasta una próxima ocasión. Hasta encontrar algo más que quieras contar.»
E temos todo o futuro por diante para seguirmos gastando escaleiras e coñecendo camiños. Cada paso achéganos a un tempo novo, por estrear.
Un bico grande