Anchoas y Tigretones

Archivo para el día “junio 20, 2012”

Cosas que pasaron hace más de veinte años

Hace más de veinte años empezaba otro verano. Uno en el que tuve una fiesta sorpresa de despedida, un sombrero mexicano de regalo y unas gafas de so, un inesperado y anacrónico cumpleaños. Hace más de veinte años yo pensaba, creo que ya lo conté, que la vida de verdad empezaba sintiendo temblar un avión, atravesando un Atlántico nuboso e imposible, un océano de incógnitas, unos lejanos bloques de hielo acostados entre incertidumbre, un sello en el pasaporte, una cola para entrar en lo prometido. Los ojos cerrados para grabarlo todo bien y escribir aquella carta de más de doce folios que recibieron en casa. Hace más de veinte años vi aquellas pantallas de ordenador en la biblioteca Doheny, comprendí la alquimia extraña de los cambios de moneda. Hace esa burrada de años sentía el vacío solitario de la incomprensión en el cine, en las noticias, en los periódicos observando con admiración y devoto respeto aquellas palabras unidas de las que comprendía menos de la mitad, aquellos discursos fascinantes y rápidos a los que querías llegar y aún no podías, e ir descubriendo poco a poco cómo ibas escribiendo tu propia gramática de tiempos, tu léxico absoluto de certezas, la fonética y la fonología de olvidar algunas miradas y empezar a buscar otras. Hace todos esos años, en aquella ciudad tan acogedoramente inhóspita, tan llena de grietas en el suelo y palmeras en las avenidas, de playas televisivas y soles abrasadores, allí, tuve mi pequeño lugar en el mundo. De brunch después de patinar. De aquellas piscinas tan David Hockney. Yo, aquella chica de provincias que  aprendió  que no hay que guardar nunca las maletas, aquella chica que quería ser displicente y leía a Kristeva y a Huizinga, que flipaba con Bakhtin, que aprendió tanto y tanto de aquellos compañeros de Chile, Argentina, Canadá… que hacía fotos de fin de curso a sus alumnos y  viajó  a san Francisco por militancia de diletante criada en suplementos dominicales. Esa chica vio las protestas de la primera guerra del Golfo y pasó un toque de queda en unos disturbios,  se enamoró justo antes de irse y  tuvo una ceremonia de birrete y toga. Todo tan lejos y tan cerca.

Esa chica de hace veinte años es ahora esta mujer veinte años después.

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