Lectura, erudición (VII)
Imagen tomada de beingbrazenbooks.blogspot.com
"Yo también leía en la cama. En la larga sucesión de camas en las que pasé las noches de mi infancia, en extrañas habitaciones de hotel donde las luces de los automóviles que pasaban por la calle barrían misteriosamente el techo, en casas cuyos olores y sonidos no me eran familiares, en chalés veraniegos pegajosos por la espuma del mar o donde el aire de montaña era tan seco que me ponían cerca una palangana humeante con agua de eucalipto para ayudarme a respirar, la combinación de cama y libro me proporcionaba algo semejante a un hogar al que siempre podía volver, noche tras noche, donde fuera que estuviese. Nadie me llamaba para pedirme que hiciera esto o aquello; tampoco mi cuerpo necesitaba nada, inmóvil bajo las sábanas. Lo que sucedía estaba sucediendo en el libro, y era yo quien contaba la historia. La vida seguía su curso porque yo pasaba las páginas".
Alberto Manguel Una historia de la lectura
Alianza, 1998 p. 180-181
Pois eu tamén leo na cama habitualmente; son deses aos que lles custa durmir se antes non len un pouco. É máis, practicamente só leo na cama (o cal non quere dicir que pase nela máis do necesario, porque non son rico e non só de palabra impresa vive o home)
Efectivamente: lectura+erudición=Manguel 😉
Tosos recordamos aquelas interminables tardes de verán na que liamos deitados na cama, as persianas baixadas pola calor, todo o que caía nas nosas mans: Dumas, Conan Doyle, Stevenson… Foron as lecturas que máis nos prestaron, porque estabamos absolutamente concentrados nelas. Foi o máis semellante a viaxar no tempo e no espazo que coñeceremos nunca.