Inventarios, madres y cuadernos Moleskines
Imagen tomada de Comically vintage.com
Encuentro esto en el cuaderno Moleskine que, esta vez, transcribo de una escritura apresurada y dividida en varias partes:
"Del lado de acá: La risa del domingo a la mañana, las patatas fritas y la cerveza, los calendarios, las rosas rojas en un frío despacho, las líneas de blog, las ganas de vivir, las planificaciones, las geografías que no existieron, el lugar que habitas, tu sillón nuevo. También los paseos y las compras a media tarde, los pescados que no caben en el horno, las botellas de sidra con amigos, el invierno en la Alameda, los enfados y la hipersensibilidad, el aeropuerto, mi coche abollado, las maletas y los vasos de agua. El calor. Querer y no esperar nada, pintar un mundo en el que parece que solo caben dos personas que se aman. Palabras, discursos, hablar mucho, constantemente, escuchar, parar, tus ojos enamorados, ojos que me persiguen. Que me cubren del todo, como el edredón con el que nos tapábamos para ver películas. Mi bolso con aspirinas y el móvil olvidado, la postal de cumpleaños con el Gordo y el Flaco, mi foto en un periódico, el boicot a los bares que no dan tapa, el autobús, las conferencias, tú, leyendo y riéndote, en fin, todo lo que eres, lo que quiero y lo que soy.
Del lado de allá: Tú y una mano, la que estaba tendida, la que yo cogí y de la que me solté sin querer, en algún momento, sin darme cuenta. Las nubes en el horizonte, los catarros y las prisas, la muerte de todo en un instante, el parabrisas fijo de mi coche abollado y que me sé de memoria, el hueco vacío, los silencios de quien solamente quiere irse pero que también quiere quedarse, quien promete el mundo y luego no sabe si puede dártelo, como aquellos primos segundos a los que nos obligaban a prestar nuestros juguetes en comidas familiares y luego no querían devolverlos. El miedo a ser solamente dos, aunque éramos ya "amor, cómplices y todo", la velocidad de los sentimientos que nos estallaron encima. Tu espalda alejándose y queriendo rebobinar los días, dar vuelta atrás. Y mi voz que se marchó cuando más la necesitaba y que no me sirvió para gritar lo mucho que te quiero."
Esta vez creo que va a necesitar tiempo, sí, un poco de tiempo. Vamos a dejarla y retomemos un poco lo que es este blog. Hoy debería estar escribiendo sobre mi madre, que me entendió cuando le conté mi interés por estos cuadernos Moleskines y, por una vez, no hizo preguntas. Mi madre, que me compra cosas inútiles en los chinos, que me enseñó a mirar hacia adelante en cualquier mala circunstancia, que me riñe y que se mete en todo, que saca conclusiones precipitadas y que casi siempre acaba teniendo razón la jodía, que me daría un cachete en la boca si me oye decir que "esto es una mierda". Que me regaló mis primeros libros de Elena Fortún, en los que ella aprendió a leer, a quien supongo haber herido y decepcionado muchas más veces de las que yo quisiera. Que me sigue cuidando y que me hizo disfraces de carnaval, me pintaba nubecitas y casitas con mercromina cuando me caía en el parque, que me chantajea y me quiere a la vez. Que me dejaba ir de acampada y que no le importó que no estudiase Medicina. Que fumaba en el balcón de casa y que me llama a las diez de la mañana los domingos. Por tantas cosas, por tanta discusión, tanto daño, tanto cariño. Mamá, va por ti.
Como siempre,sabias palabras. Te agradezco que sepas decir lo que yo no se. Un abrazo gigantesco
O de prometer o mundo non o vexo exactamente así: prometémolo moitas veces, pero despois non nos apetece ilo buscar.
Bicos
e eu que son mamá… como me emocionou ler iso.
[sobre todo o da mercromina]
😉