Inventarios (2)
Él se había dejado el neceser abierto bajo las luces del cuarto de baño. Aunque ella sabía que no estaba bien hacerlo, echó un vistazo. Recorrió con los dedos un cepillo de dientes, una maquinilla de afeitar, la anatomía del cristal en una colonia sin anuncios y sin piel, el dentífrico sin beso y sonrisa. Y debajo de todo, un tanto escondido, palpó algo extraño y levemente familiar. Era el desencanto. Lo cogió con dos dedos y, con mucha rapidez, lo puso debajo del grifo abierto hasta que se disolvió. Agradeció vivir en un mundo en el que las amenazas podían irse por el sumidero.
Ojalá se pudiera emplear el sumidero para tirar todos los malos rollos…..