Sol naciente
Hoy, en mi mirada hacia Japón, cuya cultura me fascina y pensando que debía escribir algo aquí, así, sin más, para que no me olviden y me corneen con otros bloqueros, iba a estampar el versito de John Donne y quedarme tan pancha. Sí, ese verso más conocido por ser la manoseada cita con la que Hemingway comienza For whom the bells toll y, en una pirueta seudosemiológica, más conocido también por la versión cinematográfica que presentaba a una Ingrid Bergman a lo garçon y a un Gary Cooper como siempre. Pero la poca vergüenza torera que hay en mí me lo impide y casi que me alegro. Porque la realidad es que la empatía, la solidaridad mental y los golpes de pecho se nos van un poco por el sumidero cuando nos levantamos en el intermedio de las noticias para ir a la nevera a por otra cerveza. Para olvidar que vemos la tele, posiblemente. O que nos conectamos mucho al internete.
Ya sabéis que siempre quise tener un doppelgänger. Y sigo queriendo tenerlo. Me lamento de no sentir esa fascinación unánime por una coreografía periodística a velo caído. Me subleva escuchar ciertos chistes de bar y a tele puesta sobre espantosas desgracias (el sábado no acabé en comisaría con un energúmeno de esos de codo invasor, modelo "estaca de bares" y ordinariez estridente porque me corté a tiempo). También me dejan absolutamente ojiplática la falta de civismo mental en los comentarios sobre seguridad nuclear, recuperación económica y éxodos masivos a lugares seguros. El hecho incontestable de que las grandes tragedias sin solucionar aplastan y ocultan tragedias paralelas también sin resolver. Por no hablar de Haití, del que me acuerdo todos los días al ver el chiste de Forges en El País. Ojalá que no, pero mucho me temo que tenemos la misma intensidad efímera que los ganadores de OT. No hablo de la importancia de todas esas realidades amenazadoras y acechantes como cuchillos reales. Hablo de la metabolización que hacemos de todo: cada vez somos más biomanánicos, engullimos, nos implicamos a muerte (a golpe de Tweet, de sms y otros aditamentos tan o más clínicos) y olvidamos. No quiero banalizar el esfuerzo y el interés: los apoyo y los apoyaré siempre. Pero me espanta pensar en las tergiversaciones, demagogias y chanchullismos que hacemos y haremos de las desgracias que hoy miran a Oriente. En el este estaban Bosnia y Chechenia. Pero eran un blind spot, un ángulo ciego. Estoy esperando a ver qué cadena de televisión empieza a programar para este fin de semana películas sobre desastres naturales, nucleares y toda la pesca. Que quizás sea mejor tenernos en casa acojonados. Ya lo decía Michael Moore hace tiempo. Aunque no temáis : Siempre podéis cambiar a "Cine de barrio".
De momento y si el "apocalipsis " (UE dixit) no se produce (Dios me oiga) la preocupación que sí nos deja dormir, que no nos quita el hambre, no será nuestra. Donne decía lo de la isla, pero yo creo que hay que ponerle un post it mental. Somos archipiélagos en permanente reinvidicación de independencia.