Despertares (9)
La promesa del café recién hecho era el reto para levantarse de la cama. Tener frío, como casi todas las mañanas vacías desde hacía un mes, la obligó a abrir el armario para abrigarse con un imposible refugio de ausencias. Y cuando vio colgada su camisa en una percha, se dio cuenta de que ahora él sí que tenía una razón para volver. Aunque sólo fuese porque la puta crisis no le dejase pasta para comprarse otra. Se dio la vuelta sonriendo, respiró hondo, y decidió que era un buen día para volver a fumar.
Ninguén volve por unha camisa, nin por cartos, princesa Sigrid. Pode enganarse ou xustificarse, pero todos temos necesidade de cariño, de calor humana, de fogar.
Ti tamén, e mereces o teu propio amor.
Bicos
Vaya truco! Dejas una camisa, y te esperan, como Penélope…:)