Sexy men with glasses
Para Laure, que lleva unas gafas muy cool y quiere ser muso de algún post. E para Craig que case nunca leva gafas, pero que lle dan un punto.
La mirada, los ojos y sus gadgets tienen en mí a una devota seguidora. En esos infumables test de revistas femeninas en los que esperan que seas o muy modelna ("demasiado desenvuelta" diría mi padre) o muy romanticona y a la pregunta "¿qué es en lo primero que te fijas de un hombre?" debes responder culo/manos,yo añado una categoría: que tenga gafas.
No hay nada más sexy para mí que unos ojos espejados,líquidos, parapetados en la distancia del que habita un mundo ajeno, del que tiende un puente al interlocutor pero que no se prodiga, de ese juego miope que me enternece y conquista a la vez. Entendámonos: no las gafas de "freak, geek and confortable shoes" o de heredero de circunferencias concéntricas de Mr. Magoo. Me gustan los hombres que se quitan unas gafas innecesarias, de atrezzo, que miran descarados por encima de unos cristales casi sin graduar. Hombres con lentes que cabalgan encima de su nariz, hombres que se frotan los ojos desorientados después de dejarlas abandonadas sobre la mesa o abrillantándolas pudorosamente mientras mantienen la conversación.
De la displicencia casi gótica exhibida por Johnny Deep al atildamiento retro de Ewan McGregor, las gafas son indispensables, para mí, en un juego de seducción. Marcello estaba adorable con ellas (¡cuando no!) y Burt Lancaster tenía el mejor de los perfiles. Steve MacQueen es el icono de RayBan y Cary resultaba increíblemente tierno como paleontólogo torpón con una montura casi más grande que él. Bardem era un inocente gafapasta en una casi olvidable película. Y sueño en algún momento que he visto a Rupert Everett con gafas…Y prefiero no hablar de Morrissey que me cierran el blog.
Por eso, cuando veo que un hombre atractivo rebusca en el bolsillo de su chaqueta rezo porque no sea tabaco ni un encendedor ni un iphone ni nada tan cool. En estas épocas de cirugías láser en las que todos hemos de ser megaperfectos, rezo, repito, casi como un mantra y encarecidamente, porque saque un estuche de gafas ligeras, atrevidas, clásicas o extravagantes. Que, lentamente, se las ponga, me mire y me pregunte si nos hemos visto antes. Hay momentos que son perfectos, incluso fuera del cine.
Paparruchas, viva el monóculo
Si ya sabía yo que te gustaban mis gafas……
O límite? O muro que che garda de caer e sufrir no dominio do outro?
Un bico cálido, miope, grande