Un cadáver exquisito para el 2009 (Receta para no triunfar en el 2010)
Hace un año, la Princesa Sigrid escribió sobre todo lo que no iba a hacer en el 2009. También sobre lo que deseaba que sucediese. Como esta pobre mujer tiene tanta intuición para las predicciones como la bruja Lola-pena de dos velas negras para alguno que yo me sé-y no puede permitirse dejar de ser ella misma prefiere contar en primera persona parte de lo sucedido a modo de cadáver exquisito:
Se levanta el telón con un obradoiro de cabaret. Y llovía : hubo un tejado que salió volando y Luis Cao detrás para arreglarlo. Filloas y orejas en Carnaval, cumpleaños con tapitas en la calle de la Barrera. Rebeca en los jardines de Kensington y una edición muy rota de "Alice in Wonderland". Cursos online, trabajo, autobús diario para ir a trabajar. Keane bajo las estrellas. Yann Tiersen dándonos la espalda. Comidas a medio camino entre Santiago y Coruña con antiguos compañeros de trabajo. Risas, muchas risas. Amigos nuevos. Facebook. Amigos virtuales. Té verde en Marraquesh, zumos de naranja y color azul. Nelson, Diego, María Manero y servidora buscando un bar abierto en Santiago a las 4 de la mañana. Amigos virtuales que se hacen reales. Cervezas en agosto frente al Mediterráneo. Virginia y Violeta en la piscina. Unas líneas que se hacen voz y ojos. Blogueros, muchos blogueros. Cuadernos para la colección. La Ribeira Sacra y un adiós inesperado. Algunas lágrimas. Alguien que deja miguitas en el camino que tú vas a pisar. Hablar por teléfono. Regalos. Discusiones. Olvidos. Reencuentros. Un café en Porto.Trabajo online. Un notebook rojo cereza. Más cabaret. Teatro Rosalía de Castro. Cursos con Erasmus. Lars von Trier y Murakami. La foto que le hago a mi padre el día de Navidad en los Cantones. El sombrero que me regalas y el espacio que no tengo. El esbozo de un guión y un proyecto. Un abrazo que sigue siendo el último. La leche que me metí saliendo del Baobab. Las Perseidas. El sofá y la mantita. Cocinar para tragaldabas. Y tus ojos, aquí y ahora.
Y todo lo visible y lo invisible, lo que voló alrededor de un calendario, ya es parte del pasado y del presente infinito. Y me temo que seguiré fumando, escribiendo, perdiendo energía inútilmente, enfadándome conmigo misma y reconciliándome después. Abriendo los ojos como platos y durmiéndome en tu hombro. Un año no son más que 365 días en los que queremos que la felicidad nos roce. Yo, ahora mismo, lo que compruebo es que los años no me hacen más sabia, pero sí mucho más resistente. Y, claro, eso es un proyecto para siempre. Feliz 2010.