Microrrelato, microvida (2)
A través de sus pupilas veía girar la bola del mundo. Descubría países salvajes que nunca habían sido nombrados, lagos sin nadadores, cordilleras de imposible color violeta, el cálido mar de agosto acariciándole el alma. A veces esbozaba toda esa intensa geografía imaginando que, en aquellos territorios sin etiqueta, su dedo iba dibujando fronteras y creando, a la vez, nuevas alianzas entre regiones, despertándole el cuerpo a la noche e inventando amaneceres. Una mañana miró a sus ojos y vio el desierto. Cogió su pasaporte, repleto de sellos coloristas y ficticios, y se marchó. Nunca volvió a viajar.
Preciosa viaxe princesa! mais eu seguiría viaxando, detrás de cada ollada hai moreas de universos que explorar e os desertos teñen moito encanto tamén…xa sabes…sempre arriada a bandeira que dicía S. Bicazo!
Precioso microrelato Princesa. Todos deberíamos tener un globo terrestre, girarlo y descubrir paises ocultos y lugares perdidos …