Anchoas y Tigretones

Verdades y mentiras de las rebajas de verano

Mis vestidos y zapatos de rebajasTras una semana de intenso escaparateo, pruebas varias, inversiones inapropiadas y reivindicación de mi espíritu Parishiltoniano (quiero tener pasta larga para gastar sin remordimientos) ahí van mis reflexiones sobre "la-ola-de-consumismo-que-nos-invade" al llegar el mes de julio.

1.- La talla 40 es siempre la talla 40, a pesar de los esfuerzos recreativos por cosificarnos en "mujeres campana" y "mujeres diábolo". Ni metiendo la barriga para dentro veinte veces te vale el vaquero de Berskha, mi reina. Si no te vale la talla 40, pídete la 42. Y así hasta el infinito. A la amiga que queda fuera siempre puedes decirle:"No me lo llevo, qué barbaridad, en rebajas sacan toda la porquería almacenada y están fatalmente cortados". Ella, que es bondadosa y magnánima, comprenderá. Las amigas de verdad, ante un probador, no hacen preguntas.

2.-Es increíble comprobar que, a pesar de este cuerpo para el pecado y mi carita de azucena (momento Thais Villas), soy la única persona en la cola para el probador Bershkiano o Stradivariusiano que no tengo piercing. Tampoco soy gótica, emo, choni, pailana camuflada, vejestoria reconcomida de solarium en momento Gloria Swanson ni nada por el estilo. ¿Quién me manda a mí pensar que tengo una edad que no tengo que tener?. Respuesta: Mi bolsillo. Por mí, os lo juro, iría todo el día de Dios de Antonio Pernas para arriba. Pero me quedo con Amancio. Tranquila con él.

3.- Las luces de los probadores intensifican su necesidad de mostrar, a saber: michelines pequeñitos, michelines más grandes, venitas en parte trasera de pierna, sospechosos bollitos de celulitis incipiente,los tomos de la Enclopedia Británica en versión barriga cervecera veraniega, y darte cuenta de que, por mucho, mucho que te empeñes y quieras, siempre se te verán las raíces del tinte en el "momento probador". Humano, demasiado humano y momentazo "danza macabra" medieval que iguala a todos. No hay nada más democrático en el mundo que un probador en rebajas.Excepción maravillosa: probadores y espejos de Mango. Yo en Mango me veo palillo y tía buenísima. No sé si no me compraré un espejo de los que tienen allí.

4.- Hay una relación directamente proporcional y a cuatro bandas entre: tamaño de probador, apretez del vaquero o pantalón en cuestión, necesidad de talla mayor y antipatía de dependienta. Son dimensiones todavía no incluidas en la Teoría de las Cuerdas (Brian Greene  que no me lees, pero que estás en todas las dimensiones de la Física, toma nota).

5.- Una rebaja de cinco euros no es una rebaja. Es una tomadura de pelo. Si a eso le añades todas las incomodidades y humillaciones previamente posteadas, la cosa como que no funciona. Si además, al vestidito palabra de honor-es un ejemplo, no vayáis a pensar- tienes que añadirle, a saber: sujetador sin tirantes, sandalias a juego-las que tengo no molan-, chaquetita modelo Audrey Hepburn, y bolsito, va a ser que no compensa. A pesar de que llego a casa la mar de contenta porque, me queda tan bien, tan bien, tan bien y he ahorrado tanto….Al día siguiente vuelvo a la realidad. No me queda tan bien-"cuando estés morena" añadió la pérfida vendedora : yo nunca me pongo morena, ¿por qué me dejo convencer con tan rastreras artimañas?-no me queda un chavo en el bolsillo y el bolso no pega ni con cola.

Aún así, las rebajas de verano, la prisa, la angustia por llevarse algo, hacen que todos los años corramos como posesos en pos-toma cacofonía-de algún chollito, un detallito que echarnos al body, una sublimación y calma de nuestro consumismo de salón. Otras veces ayudan a darte cuenta de que necesitas hacer algo de dieta, que no puede ser tanto sedentarismo, que quizás cambies de estilo para adaptarte más al mercado o que hay que buscar, a lo mejor, sólo una prenda, pero de buena calidad. Ya. Magnífica teoría. Yo os escribo esto celebrando mi llegada nuevamente a la talla 42, bebiéndome una cerveza en una terraza y deseosa de llegar a casa y despatarrar todas mis compritas encima de la cama, para darme cuenta de que, otro año más, he vuelto a caer. 

 

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7 pensamientos en “Verdades y mentiras de las rebajas de verano

  1. Leyendo ésto, tengo la sensación de haberte acompañado de compras.
    Que sepas que las princesas como tú no miran las tallas, siempre están estupendas.

  2. Robert en dijo:

    Enhorabuena!!!!!!
    pos yo me he comprado unas wambas blancas de marca por diez euracos!!!!!, pero ten cuidado cuando quieras entrar otra vez en un probador,… es peligroso…, se cuentan muchos casos de princesas desaparecidas en siniestros probadores que no son lo que parecen…

  3. Yolanda en dijo:

    El mundo de la talla L es un mundo aparte.
    Hace un tiempo, meses después de haber dado a luz a mi segundo hijo, se me ocurrió entrar en un comercio de esos de anoréxicas yo-no-como-nada-de-nada y vi un pantalón bastante bonito. Le dije a la dependienta que me lo iba a probar y me puso esa cara de «ni de coña te entra». Efecivamente, no me entró, que es muchísimo más grave que decir que no me abrochó… Y yo, resuelta a salir airosa de la situación, salí del probador y se lo pedí en más colores. Me marché de la tienda con uno blanco, uno rojo y uno negro. Los colgué de una percha y se convirtieron en objetivos…
    El verano pasado pude estrenar tres pantalones monísimos, un pelín pasados de moda, pero monísimos…
    Un beso princesa.

  4. Lo que me he reido con tu post. Verdades como puños, según me cuenta mi contraria. En mi caso, como no voy de rebajas por norma y no me gusta ir de compras, pues no sufro estos agobios, si bien estoy contigo en un tema que no admite discusión, los probadores son unos inventos del demonio. Y en mi caso, que estoy rollizo, son mis más acérrimos enemigos. En fin, a esperar que nos toque la lotería y nos regalen trajes en Milano, con factura eso sí 🙂

  5. Juraría haber comentado este post hace días. Algo habré hecho mal.

    Pues nada, me ha divertido mucho la ironía y lo bien que has relatado un tema tan actual como el de las rebajas.

    Como siempre, en su punto.

    ¿Qué te ocurre princesa? Estás poco viajera, no le veo por mi blog. Ni a penas la veo comentar sus entradas.

    Saludos. Un abrazo.

  6. Carlos en dijo:

    A medida da relixión, do poder… e agora das rebaixas. Todo moi ben organizado para comprendermos a nosa miseria individual sen protestar. O mundo correspóndelles a outros.
    Pero ninguén nos obriga a entrar nos patróns, non o esquezamos.
    Bicos

  7. Creo que debería subcontratarte como comentarista de modas, eres genial.

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