Lo que queda en el tintero

Una de las cosas buenas de haberme dedicado a la teoría de la literatura-si, ya sé, como le dijo el Gallo a Ortega y Gasset "hay gente pa tó"-me ha quedado una desmedida afición de, además de al análisis, la clasificación, la categorización y las taxonomías. Si bien esto es paradójico porque la tag cloud de mi blog no carga desde que circuncidaron a Noé, el encontrar pequeñas miguitas de Pulgarcito, pequeños universos expandidos linkeados entre sí, me entretiene y hace que funcione galopantemente mi materia gris, dado que nadie tiene el detalle de regalarme un Brain Trainer para ponerme a aplaudir con las orejas adivinando dónde está Wally o como hacer una línea recta entre triángulos o algo así sin levantar el lápiz (y digo yo: ¿y q mí qué coño me importa esto?). Pero en fin, querida princesa republicana, no te pongas estupenda que te sale el Cide Hamete que llevas dentro y esto es un Cristo versus Arizona.
Soy de una generación que no cree que la tele sea un coco malo. Hay mucho que hablar sobre esto, pero llevo diciendo mucho tiempo que gran parte de la mejor ficción que se escribe ahora se hace para la televisión. No hablemos solo de "A dos metros bajo tierra " y "Los Soprano", "Verónica Mars" y "Las chicas Gimore" sino también "Lost", "The L word" "Sex in the city" y muchas otras. Gustos más o menos sofisticados aparte, atesoro como uno de los mayores piropos que me han dicho en mi vida que me parezco-sólo en la dialéctica, por desgracia, y de forma muy lejana,-a Lorelai Gilmore. Vaya chorrada, diréis, pero una, que tiene un pasado y presente totalmente mitómano viviendo en los mundos de Yupi, tiene su corazoncito de vieja bibliotecaria y eso…me emociona. Nadie es perfecto.
Ahora bien, a pesar de mi buen gusto televisivo, comparto con mi amiga Patricia-una de las mayores teleadictas que ha parido el siglo pasado, capaz de casi llorar al desprenderse de Canal + sólo por dejar de ver el canal Telenovela-la afición por las miniseries, en especial las de Antena 3 de los sábados y domingos por la tarde. Ahí lanzamos la teoría y a, quien Dios se la dé, san Pedro se la bendiga.
a)Están hechas a propósito para el momento posterior a la siesta, en las que el estado de inconsciencia del espectador reclama o bien palomitas o bien merendola guarra, tipo patatas fritas y de postre chocolate o pipas, cocacola y galletas Príncipe.
b) Cumplen la heroica función de recuperar a viejas glorias del pasado como Melissa Gilbert, todas las protagonistas de los "Angeles de Charlie" en sus sucesivas etapas (a excepción de Bosley, que ya sería pelín perverso) reconvertidas en señoras de cincuenta bien llevados. También tiene una gran carrera en este género Connie Selleca.
c) Binomio amor-lujo llevado a sus últimas consecuencias. Grandes coches, estética ochentera decadente y escenarios muy American Beauty.Especialmente me flipa la supervivencia de las hombreras y de los pendientes a lo Kim Wilde.
d) Divorcios, infidelidades e incluso vidas paralelas (vi una de Beau Bridges que era la caña de España, el tío con dos casas, dos coches, dos identidades, dos familias cada una en un estado de los USA y las respectivas se enteran porque le da un infarto y las llaman a las dos). Las enfermedades terminales, la búsqueda de un donante y descubrir que todos son adoptados es también algo que ocurre a menudo.
e) Recuperación de una memoria bastante jodida generalmente a partir de la visión de un juguete de la infancia o de una fotografía que hace desmadejar el hilo de Ariadna para descubrir incestos como casas. Ese es un subgénero que me mola menos, pero que ha parido grandes títulos. Deja totalmente en ridículo al psicoanálisis y a la hipnosis, porque es el juguete o el encuentro totalmente casual de un objeto el que lleva a que una familia se destruya.
f)También es básico que el momento infidelidad se produzca justo, qué casualidad, el día en que la heroína estrena su mejor conjunto del catálogo de Victoria’s secret. Por no hablar de que son las únicas tías del mundo que, después de hacer el amor, se quedan hablando de lo divino y lo humano con la sábana justo por encima del pecho, en plan palabra de honor. Como si tal cosa.
Y diréis vosotros ¿dónde está la teoría? Y digo yo: pues en el hecho de que mi horizonte de expectativas está ya creado, es inamovible y me reconforta como espectadora competente descubrir las trampas y convenciones del género de la miniserie de fin de semana. Por eso, cuando en el periódico del sábado veo en la parrilla algún título como "El coraje de una madre", "Después del amor" o "Lugares en el tiempo", es un suponer, ya sé que mi vida social para ese día se ve reducida a un antes y después de mi dosis. Porque chicos, a nadie le amarga un dulce. Y que levanten la mano los bebedores de champán francés que en los días de calor de verano no prefieren una buena cerveza fría o una gaseosa con vino tinto…si es que de vez en cuando hay que prostituir el gusto.
"Yo no voy a usurpar territorios que no me competen. Hay una gran frontera entre asentar mis reales en tu sala de estar y mangarte el mando a distancia, poner un cepillo de dientes en tu cuarto de baño, organizarte la nevera y sólo,sólo y simplemente, querer abrazarte algunas noches al mes o al año. Hay demasiado espacio vacío entre nosotros, el calendario va devorando ese paso a ritmo marcado de días y horas, de sueños que se revelan al despertar como lejanos y crueles, cuando se deshacen en el agua de mis ojos como la aspirina efervescente…Construyendo muros de contención en tu alma no vas a conseguir que mis límites se diluyan en la sombra que ya he dejado en el agua. Hay recuerdos que hieren, otros que ayudan a vivir y otros que intentamos tapar con un miedo enorme, incómodo, que ocupa tanto espacio que agota los trasteros y los desvanes del corazón. Y todo, simplemente, porque la vida se escapa. Los errores son siempre evitar los errores: la llamada que no hicimos, esos minutos que no nos quedamos mirándonos, esa puerta que cerramos tras nosotros para encontrar un desencuentro. Y todo lo que no lleve tu aliento ahora, lo que no suceda partiendo de tus labios, lo que no lleve la firma de tu sombra, en este momento, es puro spam".
He hablado en algunas ocasiones del ejercicio de impostura snob que supone escribir un blog. Y me pregunto muchas veces-gracias Jean Bedel, por hacerme reflexionar de nuevo-si seguiré haciendo esto, implorando vuestra atención y rindiendo pleitesía a la literaria heterodoxia en estas ¿páginas? que no pueden huirme entre los dedos. Quizás en unos años, en unos meses, en unos días, haya cambiado por completo mi concepto de lo que debo hacer. A lo mejor, como me dijo una vez Lula Fortune haya que irse de aquí sin avisar, sin hacer ruido, sin dejar huellas en la arena imposible del espacio virtual …
A mí lo que me gustaría es reconvertirme en otro. Alguien tan apasionado del disfraz y el teatro como yo, no en vano nací en plenos Carnavales, es una rendida admiradora de la capacidad de heteronimia. Me fascinan las personalidades literarias de Pessoa, me encanta el ejercicio literario de Banville/Black y, como no, el recién descubierto por mí tandem imposible Barnes/Kavanagh. Daría algo por poder desdoblarme en infinitas atalayas narrativas, poder abrazar, desde la retórica más compleja al esquema más plano y ramplón, pero erotizando esa gramática subterránea y rastreable que tanto juego da a los críticos y desentrañadores de enigmas semiológicos. Sí, ya sé que tengo un nombre con el que firmo que no es el mío, sino un vago recuerdo de un personaje. Pero ¿aquí soy yo o soy mi personaje? ¿Escribo sobre lo que quiero o finjo querer escribir sobre lo que escribo?…Llega un momento en que la escritura se convierte en trampantojo. Como en Casa de campo de Donoso el trompe l’oeil, la trampa ante el ojo, ante la lectura del que desconozco, envuelve todo lo que hago o todo lo que quiero hacer. Creo que llega un momento en el que desvariar frente a la pantalla de este ordenador hace que me transforme, de verdad, en otra. Y que mi voz, mi discurso-si es que lo tengo, bueno, cómo que no, claro que sí,narices que para esto este es mi blog y digo lo que me da la gana-sean de verdad inasibles. O pertenezcan a otra historia. A otras realidades. Inventadas pero con poso realista.Con mis manos y mis ojos. Con la desgarrada ausencia que te nombra en el vacío y con la taquicardia que te recuerda. Esa soy yo convertida en personaje.
La ficción cibernaútica es peor que Saturno devorando a sus hijos. No somos nada. Y los que escribimos en un blog, mucho menos.
Lectura recomendada: La literatura nazi en América de Roberto Bolaño (este hombre era Dios en la tierra). Hay que tenerlos bien puestos para escribir algo así. Además de ser inmensamente brillante. Homenaje en su recuerdo y presencia. Leáse, por favor, con conocimiento, mesura y gran sentido del humor.