Anchoas y Tigretones

Archivo para el día “marzo 4, 2009”

El día que Rabudita rompió el metro de Londres

 Rabudita y Sigrid

 

Para Rebeca, la Rabudita. Gracias por tu alegría, por este viaje y por todo.

Lo que sigue ahora es la crónica verídica y real de cuatro días en Londres. Dos chicas muy graciosas, con mucho glamour, divertidas, martillo de herejes y cristianas viejas consiguen un billete modelo "ahora o nunca" para viajar a la pérfida Albión. Después de observar cómo en el vuelo los compañeros de viaje comen laconada llevada en tuperguays (palabra de Medela que me chifla), otra que se depila las cejas y una pija a la que odiamos por tener la maleta más chula del mundo con el dibujo de El principito, llegan a su destino. Rabudita, una de estas dos rapazas glamourosas, campechanas y dicharacheras a la par que vivarachas, ha vivido en London. Conoce los transportes, las calles, la gente con coloretes rosa y no se sorprende cuando dicen "I beg your pardon" como la marula de su amiga, que tiene un pasado en Oklahoma. Bien. Rabudita, que es hacendosa como ella sola, ha reservado un hotel con muy buena pinta en Kensington. Jo. Eso sí que son maravillas del photoshop y no los pómulos cincuenteañeros de la Presley. El hotel, regentado por una familia hindú amabilísima y de la que no llegamos a terminar el censo, dado que aumentaba día a día, queda bautizado como El badulaque. Por lógica, el recepcionista, que, como ya he dicho, cambiaba cada día, es Apu.

Habitación del hotel: de cómo sobrevivir en medio metro cuadrado-incluidas maletas abiertas porque no hay armario-y gozarla con la moqueta del cuarto de baño del pasillo. Descubren a los andaluces vecinos de habitación que fueron a Londres a hacer botellón en la habitación. Sorprendente, ¿verdad?. Pues no salieron en cuatro días. Hay que reseñar que la Rabudita, que como he dicho es dispuesta y hacendosa, arregló la cisterna que estaba rota. Con lo que no pudo fue con los mandos de la ducha que era disléxica y tenía el agua fría en la caliente y viceversa. Lo descubrimos el último día

Callejeo:  A nosotras nos gusta todo. Especialmente el metro, porque somos de ciudad pequeña. También nos gusta observar a la gente. Y comprobar que, pese a la crisis, la ciudad está petada de españoles. Hay chicos que nos miran. Yo creo que es por nuestra atrayente y latina personalidad. Es porque se me han roto las medias hace mil horas y las llevo prácticamente en los tobillos. No importa. También se me ha roto la cremallera del chubasquero, pero tampoco importa. Mi amigüita me hace un encantador apaño y voy tirando. Realmente, parezco salida de una peli de Kusturica. Compramos trapalladas londinenses. Comemos sandwiches de huevo y bacon. Vamos a la British Library. A la Tate Modern. A los pubs. A Harrods. Después de buscar un restaurante barato que se llama Bella Italia y no encontrarlo nunca pese a haber visto mil, descubrimos que el mapa gratuito que tenemos está patrocinado por Bella Italia y que la parte de atrás del mismo trae un mapita con todas las ubicaciones de la cadena de restaurantes en Londres. Nos reímos. Vamos a Portobello, a Camdem, compramos algo para un chico muy especial, algo terrorífico para una amiga que no pudo venir, nos hacemos fotos delante de la casa de lady Di, gritamos "¡¡¡vengaremos a Churruca!!!!" en Trafalgar Square, tenemos momentos Iker Jiménez al dar veinte vueltas y volver al mismo sitio…en fin. Pero nada, nada, como cuando Rabuda metió su billete en el lector del metro y el billete se desintegra dentro. Aparecen dos polis, supervisores, curiosos, mucha gente. Ella insiste en decir que sabe cómo arreglarlo. No la creen. Se monta una cola y un tomate del trece. Después le riñen por romper el billete. Y la culpa fue de la máquina. Bueno, la verdad es que se nos había caído en una papelera mojada y lo habíamos puesto a secar en el radiador de Apu’s place. También se nos habían caído las toallas dentro de la ducha disléxica. También tuvimos unas palabras con una pedorra que no nos dejó hacer una foto de su puesto porque "this is my creation" (ríete de la SGAE, neno). Pero un superviviente de los años duros nos intentó vender un delantal para supervivientes de la guerra nuclear-verídico-, unos chicos nos invitaron a cerveza en un pub, nos dieron toda la información que pedimos sobre el edificio en la British…y sí, no conocimos a Jude Law. Pero vimos a Mr.Bean en un cartel. Y me doy cuenta de que mi amiga es estupenda, que todo le parece bien, que tiene un carácter magnífico y que se merece todo lo mejor. Y sí, Rebeca, se me quedan mil millones de risas y de anécdotas en el tintero. Pero quiero que sepas que este viaje ha sido increíble. Y gracias por haber encontrado ese regalo que yo buscaba para esa persona especial. Tú también lo eres.

(Fin de la crónica londinense. Próximo capítulo: Marraquesh. Nos vamos en mayo. Mientras tanto, sigo aquí con vosotros)

 

 

Navegador de artículos