Defensa y ataque ante un dentista javierbardémico
Siguiendo en mi línea educativa, la veteranía es un grado, hoy contaré por qué me he cambiado de dentista. De un cañón de Navarone a un señor mayor más inocuo para mí en estos momentos de casting personal y vulnerabilidad ante el peligro masculino. Procedamos, plural mayestático, a enumerar los encantos de un hombre que tiene para mí más peligro que Javier Rigau en una residencia de la tercera edad.
¿Cúales son los peligros?. Los siguientes:
1.- Que sea absolutamente javierbardémico (Dockers incluidos)
2.- Que tenga los ojos más negros que el pecado (cuando el pecado es negro, es decir, cuando es un pecado como Dios manda) y patillas de macarra pijo en fase dirty chic. Y tatuaje (se lo vi, se lo vi!!!)
3.- Que utilice contigo un lenguaje absolutamente ambiguo y que da pie a todas las fantasías más obscenas (sé que dentista y fantasía juntos son algo imposible, pero no me resistía). Transcribo:
Servidora: (Temblando cual hoja): "Me duelen ESTAS DOS" (muelas o dientes, ya ni me acuerdo).
Dentista javierbardémico : "Tranquila, te lo voy a hacer con cuidado y cariño (la endodoncia, claro, qué va a ser). No te dolerá. Confía en mí" (Que levante la mano la que no tenga algún tipo de recuerdo pretérito con esta frase)
4.- Que es tannnnnnnn monoooooooooooooooo y te acaricia ( bueno, vale, toca un poco para ajustar el sillón) las cervicales cuando le cuentas que has tenido un accidente de coche, creando en tu cuerpo un nuevo punto G. También abrió mucho los ojos y dejó caer las pestañas cuando le conté lo del disco duro de mi ordenador. Seguro que le importa un huevo, pero yo se lo cuento.
5.- Que es un supermomentazo, caro, pero intenso. Da igual, el de ahora también es caro y no se acuerda de mi nombre. EL SÍ, SIEMPRE.
6.- Que tenga treinta añitos (cada día me parezco más a Papuchi, con lo poco menorera que soy yo) y que se recree en el binomio escote-ojos, ojos-escote, te diga que no te reconocía porque estás más delgada y se ríe de mis patéticos y entrecortados chascarrillos.
7.-Que todo, todo, te recuerde a una mezcla de La primavera romana de la señora Stone y Dulce pájaro de juventud.
8.-Que las revistas de la sala de espera sean Cuore, Vanity Fair, y no esas memeces como las que tenía el oculista de Santiago que se llamaba Glaucoma World.
9.-Pide perdón cuando te hace daño. Eso deberían de aprender muchos en todos los contextos.
10.- Que te duela un diente, una muela, o quieras blanquearte la piñata. En ese caso, lógicamente es muy recomendable que vayas.
Para vacunaros ante posibles ataques de dentistas javierbardémicos os dejo este video :
mira!
yo sólo quería pedirte una cosa: 981 ?? ?? ??
Ja, ese es el algoritmo de Google, la fórmula de la cocacola, la edad de Ana Obregón…secreto que jamás revelaré. Eso sí, es superhetero, aunque yo ya no digo nada, tú ya sabes…¿entiendes? 😀
Hoxe vin a miña sogra baixando a costa con dúas bolsas de supermercado. O seu paso repousado e decidido e a postura das mans lembroume a John Wayne nas escenas de duelo baixo o sol.