La era de las Vanessas…con nosotros llegó la horterada
Uno de los grandes descubrimientos de los babyboomers de finales los 60 es el mal gusto que tuvieron nuestros padres para ponernos nombres. Mi nombre "en la vida civil", que como todos mis amigos saben aborrezco profundamente, fue producto de un antojo de última hora de mi madre que, la verdad, no me puso un nombre "venganza" tipo Teobaldita o María de la Leche y el Buen Parto. Pero estamparte un pretendido nombre "modelno" es terrible. ¿Por qué? Porque inmediatamente dejan de tener vigencia. ¿Cómo pueden ir por la calle con la cabeza bien alta esos gemelos ferrolanos que si la leyenda urbana no falla nacieron en pleno boom de "Sensación de vivir" y se llaman Brandon y Brenda?. Que conste que a mí los padres me parecen unos cachondos. Bueno, pasar de que te pongan el santo del día (yo me llamaría Policarpa, con lo que casi me conformo con mi nombrecito horripilante) a ser un símbolo del momento telenovela o cinematográfico pertinente, pues hombre, como decía Aristóteles, en la equidad, en el justo medio, está la virtud. Vengo de una familia en la que hay Teodoros, Edesios, Edmundos y Purificaciones (a pares) , con lo que el momento clásico está asegurado. Pero también tenemos Borjas, Israeles, y cosas por el estilo, que ya marcan una transición generacional entre dos mundos.
Hablando con alguien sobre esto,una Vanessa afectada por esta moda infecta,llegamos a la conclusión de que podíamos establecer una cronología con los distintos momentos horteras. Dejamos de lado, of course, porque merecería una tesis doctoral aparte, las maravillosas combinaciones tipo "Víctor Jorge" o las leyendas urbanas como "usmailito" (U.S. mail"). Vayamos a los clásicos de nuestra época.
1.- Las precursoras : Somos las Lorenas. Te caía el María delante porque el cura no te bautizaba ni patrás (sé de lo que hablo). Pero, ¿y la pobre de mi prima Mayra que se llama María Mayra (es decir, María-María o yo-yo) porque el cura dijo que aquello no era fetén? . Posteriormente, vino una pretendida época progre donde algunos nombres contenidos en la Consti se ponían a los cativos. Claro, a mí me encanta el nombre de Libertad como buena fan de Mafalda, pero… ¿y si te llegan a crucificar con nombres como "consenso" que era muy del momento?. Yo no conozco a nadie, pero sería posible. A mi amiga Eva le quisieron poner Lupa por la reina Lupa y no pudo ser, aunque pena me da, porque el nombre le pegaría mucho. Pero un profesor mío, un visionario, le calzó Germánico a su hijo porque decía que llamarse Moncho como se llamaba él era como no llamarse nada…Como véis, la Transición afectó también y mucho al mundo de la nomenclatura de los vástagos. El devaneo entre el antiguo régimen y el nuevo se ve hasta en estos sectores que intentaron imponer una nueva oleada de clasicismo ante la ola de erotismo que nos invadía…aunque no conozco a ninguna Ajita Wilson, que era el mito de la época.
2.- La era Vanessa. La que más mola. Aquí las madres se soltaron el pelo, pero a base de bien. Vanessa, Jessica, Jennifer, Tatiana, si es que no se salva nadie. Recuerdo a una Romina y a un Albano de esa época. Aquí ya hay que reconocer que tiramos la casa por la ventana y nos la sopló realmente el que las pobres criaturas cargasen con semejante estigma de por vida. Coincide con el comienzo también de la invasión "grandes relatos" de la primera cadena. Conozco a una Demelza. Y a un Poldark. Y yo creo que no hay un "El fugitivo" de puro milagro. Tócate las narices con las fantasías sexuales de las madres. Nina conoció en Canarias a una Milady. La madre leería Los tres mosqueteros, yo que sé.
3.- Llegan las telenovelas, los Titos Clementes y el mundo venezolano brilla por doquier. Como ya he dicho antes esto merece un apartado "de seu" en la sociología aficionada. Pero empiezan también a brillar con luz propia los Kevin, los Jonathan, los Donovan y los Lioneles…y las Sarays, claro, un clásico. La verdad, es que para apreciar todo este cambio "nominal" una fuente absolutamente fiable es ver los cumpleaños del Xabarín. Salen cosas que no me atrevo a reproducir…
4.- Lo que nos deparará el futuro ¿Qué les hemos hecho a nuestros padres para que nos hagan esto? No llegamos al extremo de lo que escuchó Víctor en una piscina de Sevilla :"Gracita Kelly, Gracita Kelly…sal del agua, ya!. Esa madre era una antigua. Ya puestos, podría haberle puesto "Andreíta,coño, cómete el pollo" o "Quien me pone la pierna encima para que yo no levante cabeza, quien?" o ¿"Por qué no te callas?"(muy propio para un bebé). Pero Gracita Kelly demuestra que el mundo de las revistas del corazón o de las bodas reales llega a todo el mundo. ¿Se estará convirtiendo la nomenclatura infantil en el nuevo opio del pueblo? Dejo la pregunta abierta… pero, mientras tanto, Vanessas, Jessicas, Lorenas, Jonathanes y demás reivindiquemos, por Dios, el espacio de las Mercedes, Gonzalos o Víctores…si es que va a parecer que los normales somos nosotros…
Hoy quiero dar las gracias a mi madre, a quien Sigrid conoce tan bien y desde hace tantos años. Ella es una mujer nacida a destiempo, que se opuso a todos los que quisieron imponerle algo en esta vida. Así que gracias a ella, se rompío la tradición de heredar el nombre de mi tatarabuela. A esta tradición se unía la de poner también el nombre de de la otra abuela, asi que la pobre de mi madre se llama María Fermina Marta (porque nació en Santa Marta de Ortigueira) Adoración de los Reyes. La pobre peleó hasta reducir tamaño nombre a un simple Dori. Y a mi me hizo el regalo de ponerme el nombre de una tía de mi padre, y la comadrona que me ayudo a nacer. Soy de las afortunadas a las que les gusta su nombre y como los roles se repiten, se lo regalé a mi hija. Eso si, tengo un María en mi partida de bautismo y mi dni. Por cierto, el María en principio, asociado a un nombre de mujer, significaba que esa dama en cuestión tenía prohibido por la Iglesia dedicarse a la prostitución. Curiosidades. En fin, que me alegro de no llevar el nombre de mi abuela y mucho menos el de mi madre.
Creo que o tema dos nomes dá para bastante. Como pai, vinme, xunto coa miña compañeira, na marabillosa cuestión de lles dar identidade a dúas fillas, ás que, con este acto, quería recoñecerlles tamén o seu dereito a marchar, e a miña seguridade de que, a partir dun certo momento, xa todo o que foren ou o que fixeren lles pertencerá por completo.
No meu caso de fillo, véxome cun nome co que manteño boa relación, mais no que creo que miña nai puxo elementos de control cos que permanecer ela mesma na miña vida, e quizabes na dos que me sucedan. Tardei 40 anos en afrontar o tema e, cando o fixen, miña nai comezou a falar moito máis claramente, co que me resultou tamén máis doado separar o seu do meu. Así creo que moitos pais e moitas nais ven na imposición dun nome a imaxe que lles seduce: pai de premio Nobel, de entrañábel figura permanentemente infantil do cine, heroe de novela, etc. Se isto funciona na relación inconsciente o que non vou dar por verdade absoluta, tamén funciona a sensación de que irás polo pan cando cho digan, de que vestirás dun xeito que se sintan orgullosos de ti cada un dos proxenitores por separado, ou cada un na súa teima, de que estarás no fogar até os 60, pendente só de os atender, etc.
Todo isto lévame a me preguntar que relación mantemos co nome e cal coas cherepas mentais dos antecesores, convertidas xa nas nosas propias cherepas: rexeitamos a aparencia e acatamos os esquemas?, temos unha imaxe de nós mesmos, ou repetimos a que nos trasmitiron?, habitamos a nosa propia pel ou falamos e existimos desde o que cremos os máis esperan de nós?
Estou convencido de que na vida non hai escusas. Chegados a un momento, somos absolutamente responsábeis do que facemos co que nos deron: pasado, ideas, legados, nomes, etc.
Á parte disto, resúltame curioso como, en lugares onde dispomos de absoluta liberdade, tamén tiramos á imaxe: nos pseudónimos, alias ou nicks das webs paréceme ver cousas que dificilmente aceptariamos de nosos pais, e que nos fornecen un parapeto desde o que actuar na aceptación ou nunha reacción minimamente controlada, empezando polo meu mesmo, Krakovio, co que ando por algún lugar da web.Bicos
Princesa Ingrid. Eres tremenda. He pasado un buen rato leyendo tu blog. Casi me teletransporto a un viaje en regionales de Renfe. Santiago-La Coruña. A propósito, no sabrías decirme como se llama el notario campeón de 100 metros lisos de Santiago? A lo mejor todo se debe al nombre que le pintaron sus progenitores. En una ocasión en Muxía, encontré una madre que reclamaba a gritos a sus hijos cerca de la playa. La mujer «berraba» Jeeeenifer, Bebeeeeto. Supongo que puedes imaginar como me gocé escuchando el reclamo de esta mujer por sus vástagos. Parecía que estaba en el muro anunciando la venta de dos nuevas especies de peixe. Después dicen que hay acoso en el colegio, pero es que a veces algunos chavales los ponen en el punto de mira.
Un bico de O Xaponés de La Coruña
pero…
entonces…
¿Tu nombre no es Sigrid?
Lorena, Lorelai, lorelei, Lerele, Lailolai….trocotró
¿ves como podría ser peor?
(aqui estamos de nuevo, navegando)
bicos. ailalelo
Vayamos por partes (decía Jack el destripador):
a) Alichin, no sabes cómo me alegro de la reivindicación de la señora Dori a la que quiero un mogollón. Gustarme, me gusta más tu hermano, pero como es incesto, me conformo con querer a la familia a distancia y ser buena vecina.
b) O de Krakovio deixoume totalmente «epatá». Nalgunha época chamábamoste «Saldos Arias», ¿recordas? Pero a min Carlos é un nome do que gosto moitísimo e teño moitos amigos que o comparten contigo. Bicos para as dúas Zipi e Zape que tes na casa e unha aperta para a súa atribulada nai. E para ti moitos bicos tamén
c) Xaponés: no tengo el placer de recordar el nombre del notario. Pero Blanca tiene hecha una recopilación de fotos tomadas totalmente a traición de gente sobando en el trayecto Coruña-Santiago, que ya te mandará algún día. Besos enormes.
d) Nexus, POR SUPUESTO QUE SOY SIGRID. ¿No te habías percatado de lo que me gustan los juegos de espejos? Me debes una garimba turca. Bienvenido a Ithaca, mi Ulises guapísimo
Playa de matalascañas, Huelva: una señora grita, pero grita mucho, para «recomendar» a su hija pequeña (8 o 9 años) que no se meta muy dentro del agua: «Jessica, Jessica, hasta el coño, te he dicho hasta el coño, no te metas más». Burdo pero efectivo
Deckard-mmmmm tendré que averiguar quien es este replicante-yo escuché en Fuente Dé, Cantabria, la siguiente conversación a alarido limpio por el móvil:
Señora: «Acuérdate de echarle bien la pomada, levántale bien los huevos y frótale la pirulina(sic)», acompañado de una coreografía que obviaba cualquier explicación verbal…Hal está de testigo, lloramos de risa, claro, todos los que estábamos en la cola para subir al teleférico. Un abrazo y vuelve a esta mi humilde casa digital
Pingback: meneame.net
Rodeado estoy de jennies y jessies con sus novios kevines y richars. Es como si fuera parte de una evolución porque junto con el nombre hay una estetica muy clara.
Muy bueno el articulo.
Si te apetece echale un ojo a esto que escribí hace un tiempo del mismo tema: http://mundoacido.blogspot.com/2007/10/campaa-por-el-uso-responsable-de-los.html
Debido a mi curro, estoy en contacto con nombres de todo tipo. No voy a superar ningún ejemplo de los ya expuestos, pero bueno, si los combinamos quizá sí. Hay uno que me chocó sobremanera: A un pobre chavalito le pusieron Kevin Brian de Jesús. (de apellido García o similar). Hace poco vi que a un ecuatoriano le habían puesto Jorge Estifen. Escrito tal cual suena. He visto su literal de nacimiento. (que en inglés sería Steve o Steven). También comentar que a los nombres de chicas arriba mencionados, tipo Vanessa (nombre muy dado a rimas), Jennifer o Jessica, se les añade siempre un artículo, y desaparece la última sílaba del nombre: Lavane, Lajessi, Lajenni,….todo esto acompañado de aros de oro gigantescos.