Cosas que caben en una maleta de fin de semana
William Hurt en El turista accidental escribía unas guías someras para que todos aquellos viajeros a los que no les gustase especialmente viajar pero se viesen obligados por las circunstancias tuviesen claro qué hacer en cada sitio y qué llevar para rentabilizar el espacio maletil. A mí me encanta viajar, pero nunca atino con mis maletas. Sin llegar al extremo de Vincent Vega en Pulp Fiction, que después de tres años en Amsterdam y una estancia en Francia aprendió que al Big Mac le llamaban "le" Big Mac, prefiero hablar de lo que me traigo de vuelta. Es decir, lo que he vivido, hecho, sentido, reído y más participios…
1.-Maravillosa jornada de playa en un lugar lejos del mundo. Lo mejor no fue el mar, el sol, todo ese discurso relacionado con el verano… lo mejor: la compañía. Una cena estupenda seguida de conversación hasta las tantas con muchas risas, pero muchas, porque uno se ríe y de verdad cuando tu anfitrión, hablando de películas que le encantan, suelta en estado de absoluta euforia soñadora :"A mí me encanta Leyendas de pasión :una epopeya…vidas truncadas…cazar un oso…". Además, a las hijas de tus amigos les mola que tengas un móvil de colorines, que el salvapantallas sea Supercoco y que tu pijama sea de Hello Kitty…En fin, con el dinero que se gastaron mis pobres padres en mi educación…
2.- Peliculita maravillosa: Once (una vez). Me la había perdido en el cine. Para los que somos fanáticos de la música pero tenemos una oreja enfrente de la otra, es casi un vicio ver pelis sobre la creatividad musical…para sentirnos un poco Salieris, sí. A eso le añades un guión sencillo y eficaz, unos actores fantásticos, un encanto y una sobriedad conmovedoras, las calles de Dublín con su sempiterno cielo gris, y hablas de una película sobre la voluntad de creer en uno mismo, de la capacidad de la música para cambiar tu vida en un momento o hacer que sea más llevadera, soportable o incluso mágica. A pesar de todo. Gran Banda sonora, premio del público en Sundance y emoción a raudales.
3.- Novela en la que empiezo a entrar por fin después de varias interrupciones con otras (yo y mi dispersión lectora) :Los hombres que no amaban a las mujeres de Stieg Larsson. Teniendo en cuenta que en el medio me zampé Llenos de vida de John Fante, La elegancia del erizo de Mariel Barbery y Ventanas de Manhattan de Muñoz Molina y Nueva York , el deseo y la quimera de Alfonso Armada (para preparar el desembarco en NY del mes de julio) , amén de estar con otras dos de las que hablaré en breve, me parecía que ya iba siendo hora de ponerme con ésta, sobre todo porque pesa un huevo para llevarla en mi bolso autobusero santiagués. Por el momento, vamos bien. Ya contaré más.. aunque no tengo yo muy claro lo de que sea la novela de la década…(por cierto, ¿cúantas novelas de la década nos han prometido ya?)
Y también hubo cosas que se me quedaron fuera de la maleta. Algunas conversaciones movileras a la mitad-como dirían en México "¡pinche celular!-y eso que había descubierto un magnífico lugar para emular al Nota con un ruso blanco en la mano (a pesar de que como Michael Paré en Calles de fuego "siempre he sido una mujer de tequila"). Otra vez será…
Ás veces, a vida éncheseme de títulos; outras, de pingas de auga, e, despois, de círculos concéntricos onde oscilan as luces reflectidas dos escaparates. Só sei camiñar sobre esa auga, vivir dentro do sangue que traen para min as liñas escritas, oscilar dentro da pel, sentir como o brado ancestral ten moito por andar até a gorxa, e moito máis aínda até o aire libre. Se me pregunto onde está o riso, diría que vén de moi lonxe, mais só pasa a través dun instante no que coincide comigo. O mesmo o pranto, o bico de miñas fillas, a sensación de tempo ateigado de riqueza, a bala que unha vez vin espetarse no tronco dunha carballa centenaria.
Podería pensar que son Deus porque todas esas pezas se moven arredor de min, e porque teño a capacidade de velas ou non velas consonte os ditados da miña mente. Non significa iso crear un universo?
Carliños, déixasme de pedra e de xionllos ante as túas aportacións a este modesto e humilde blog…sabes que gosto moito das cosmogonías, os universos propios son os meus límites e todo, todo, todo, xira arredor diso…Bicos
Grazas, princesa Sigrid. Nunca sei de onde vén nin onde vai a escrita.
Bicos